Las celebraciones de Halloween en nuestro cole de La
Navata se van convirtiendo ya en una estupenda tradición, ofreciendo cada
año una versión más notable de esta fiesta de origen pagano; recordemos que
Haloween, contracción de la fórmula inglesa All Hallows Eve, que se
traduce literalmente como “Víspera de todos los Santos”, o de Halloweed Ones,
“Los Santificados”, se celebra el 31 de octubre y tiene su origen en la Noche
de Samhain, el fin de año celta, exportado como celebración a Estados Unidos y
Reino Unido con las diferentes migraciones irlandesas y sumándose al sincretismo
entre la tradición pagana y las creencias cristianas, pues durante la
mencionada Noche de Samhain de los grupos célticos irlandeses los muertos
caminaban por el mundo de los vivos y ambos estratos convivían durante esa noche.
Era, por tanto, una jornada para tomar contacto con los fantasmas de los
antepasados. Todo esto, junto con la leyenda irlandesa de Jack o’ Lantern (que
dio origen a la calabaza hueca e iluminada), acabó conformando la atractiva y
espiritual naturaleza de la celebración de Halloween.
En La Navata tenemos la suerte de contar con un departamento
de inglés que se afana en darle difusión y relevancia a esta festividad, por lo
que año tras año vamos viendo cómo crece su representación en el colegio de
diferentes maneras. Más allá de las fantásticas manualidades y composiciones
que hemos podido ver expuestas en el recibidor del cole durante estos días, y
de las cuales ofrecemos aquí algunas imágenes, tenemos que señalar la labor
espectacular realizada por el alumnado de sexto curso en la construcción de su Pasaje
del Terror, cuyo fin era recaudar fondos para su viaje de fin de curso y
que supuso un verdadero éxito de asistencia (la hora de su término hubo de retrasarse
a causa de la demanda de asistentes). Con diferentes espacios creados a modo de
instalaciones en los que se recreaban escenas extraídas de la cultura
cinematográfica de las últimas décadas, incluso, en ocasiones, apuntando a imágenes
de filmes concretos, como las terroríficas gemelas de “El resplandor” o la
escalofriante Samara de “La señal”, y con una guía que iba ofreciendo
siniestras historias previas a cada uno de estos espacios, las clases de sexto
curso demostraron no solo una gran imaginación y una implicación reseñable trabajando
en equipo, sino, también, una soberbia capacidad organizativa y escenográfica.
Esperemos que, en los próximos años, en el cole de La
Navata, podamos seguir conociendo y explorando del mismo modo los aspectos
más profundos, más espirituales y, también, más lúdicos de esta singular
festividad.
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